sábado, 16 de enero de 2016

Los Cobardes, comparsa de Antonio Martínez Ares

Trece años son muchos años sin escuchar un acorde, una sola melodía, o una simple letra de Martínez Ares. El tiempo de espera acabó anoche, para delirio de la afición carnavalera que esperó tres noches a la interperie para conseguir una entrada de la sesión. Volvió el niño del barrio Santa María.

El barco de la calle de la mar volvió a naufragar en Cádiz, Martínez Ares está en el Falla. Su comparsa Los Cobardes, viste de camaleón, un tipo muy original y colorido, que no desluce ante la falta de forillo. La puesta en escena no crea un fuerte impacto, quizás por el carnaval moderno al que estamos acostumbrado.

Pero el concurso es de letras, de letras y música. La presentación tumba el templo de los ladrillos coloraos. "Hombre cobarde no conquista mujer bonita", "un viento me ha soplado la carita por trece años", no se puede evitar el recuerdo del propio autor. La música es espectacular. No defrauda, la vuelta es a lo grande, en un concurso muy cambiado.

Vuelve a sonar la guitarra, el último pasodoble que soñó del autor en las tablas fue dedicado al fascismo, hoy el telón es negro, como lo era cuando cantó su primera copla. La música es larga, se reinventa, no es fácil. No engancha, ni es meta carnaval. No volverá a abandonar el concurso, o al menos lo promete. El público entra en extasís. Las voces un espectáculo. El grupo no suena a Ares, pero la comparsa es Ares. El sello del autor es inconfundible. La sencillez en la forma de hilar la temática es sublime. Los cortes del pasodoble crean la tensión, y el corazón se pone a mil. Lo siento, lo siento por tanto, el niño murió. El tiempo dirá si la gloria espera al nuevo comparsista. Sublime.

En el segundo pasodoble, el autor saca la escopeta. Arriesga, no es fácil volver después de tanto y cantar esta letra. El patronato está muriéndose, y Ares no duda en tirarse hacia el. La agresividad no es el punto fuerte del autor, aunque lleva el pasodoble a puntos muy altos. El teatro no responde igual que en el primero. El grupo defiende la comparsa con una afinación espectacular.

En los cuplés, típicos de comparsas. No hace demasiada gracia. El estribillo, largo, no es tampoco muy efectivo, el tipo no ayuda.

Se cierran las heridas, y la tristeza se va. El autor viene a luchar. Y en el popurrí muestra sus credenciales. Las cuartetas se engarzan a gran nivel. Tiene de todo, actualidad, poesía, crítica. El popurrí es Cádiz. Su zarzuela, que era la de su madre. El teatro no se cae, no hace falta tampoco.

Las expectativas estaban por todo lo alto, y se caen. Si bien es cierto que la comparsa no clava, en todo momento parece que puede explotar. No sería la primera vez que esto pasa. Contigo pero sin ti. El amor el odio. El niño contra Martínez Ares.

El trono tiene rey, pero nunca está sentado, la guerra del cante acaba de empezar.

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